lunes, 16 de diciembre de 2013

Destellos de Abominaciones





He llegado nuevamente a ese punto: el conocimiento
o la interpretación.

La noche cae con amplias guaridas buscando
una circunstancia en ello: una que no tenga
relojes.

Mi aposento se divide como si fuera un poema.

La desgracia fuerza el diluvio: el corazón un holocausto,
personal e individual como las fraguas
de una garua.

Personalmente tomo la interpretación para
caminar hacia una anguila.

También, personalmente dialogo con el conocimiento
en una especie de don inspirador de 
decapitadores.

Esa última figura era una catapulta que recordaba
en el oceano una iglesia.

Sólo fue transformada.

Esa figura había llegado a los platanos como 
un anglicano que volvía de los vidrios.

La firma de ello está en las procesiones del aspid: las
encontrarás en los fardos.

En mi carencia despertando un talón.

En todos los nudos que dibuje en una colonia para
que el milagro del sol se espantara.

Nada crece sin un pedazo de calor en su cara.

Pero me parapeté en nudos solitarios
para que el sol no llegara.

Y mi canto busque entre abominaciones.



Guillermo paredes mattos

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