miércoles, 11 de diciembre de 2013
La Herradura del Poema
En la distancia, un alarido.
Era una vos de gas sin consumirse.
Un globo con partes ortodoxas de agua.
Un adolescente precioso de barro.
Lo separaba el oceano de la arquitectura
a cada momento; por ello dejaba iglesias de fango.
Eclesiasticos mundos de barrenas; la injerencia
de un plato dormido, llegaba
con mediodìas de planos
cotidianos y descartables
de plutonio.
Era el simulacro del piano sin
vaticinio.
El ventriculo; una vez que la sensualidad
acaricia otro fugitivo.
Era la flor del estòmago en una
conciencia bañada de intestinos; el
cometa de herradura: el universo
con la impresiòn del charco.
Juntabamos baldes porque
no ibamos a rescatarlo.
Quimerizàbamos: tambièn a ese poema
le pertenecìa un puerto. Yo no conocìa
su naturaleza.
Pero volvìa a observar
su formaciòn.
Presentìa que allì habìa
un mundo.
Guillermo paredes mattos
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