miércoles, 4 de diciembre de 2013

Historia de una Soga






No puedo hablar de ecos.
De los sumergibles o la soga que llega
a mi casa, luego de ahorcar miles de cuellos.
Què historias oirìa de ella.
Cùal tendrìa que creer. La historia fàcilmente
se pierde entre la fantasìa, al igual
que la verdad y su juicio.
A què cuadros abstractos me llevarìan
aquellos fragiles dioses de sus leyendas.
En què mundo me perderìa
teniendo que sumar uno màs a los que 
llevo, como un gorjeo entre galerìas
donde no existe patio alguno
sino aquel desde el platino
recogiendo ciencias
-crepusculares- como aquellas que
brotan y baten las garuas, una mañana
de sonidos anunciando
que el universo 
duerme antes de anunciar un laberinto.

Y en èl, tan solo legendarias sogas.


Guillermo paredes mattos

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