viernes, 13 de diciembre de 2013
El Talisman de los Pàjaros
Era un pàjaro que jamàs se dedicò
a la trascendencia.
Caminaba por secuencias, consideraba
los relojes.
Ubicaba ràfagas.
Convertìa en sonajas los alientos,
lanzaba mitones.
Yo considerè -siempre considero-
las fraguas de su figura en el vuelo.
Y vì que a la escama ofrecìa el sentido proverbial
de la estaca.
Se reencontraba con los asteriscos
y sus nervios.
Alto pàjaro de trascendencia se decìa.
Providencial sentencia que desde esta distancia
a la del unicornio parecìa recordarnos a
un acrobata.
A una invasiòn de marionetas.
A la pòcima donde los dìas por fin logran
redondearse y tu corazòn deja
los espirales por donde el
oceano verticalmente
es inercia.
Un tanteo del logos.
De la premeditaciòn y en caso abismal
una ralea.
Un fìn real de los husares entre
capitolios siderales de
carne.
Alguna estancada, otra renaciendo al
animal.
Era un pàjaro, dedicado a las tomas.
A las condiciones y las proyecciones.
Al arte indiferente del desprecio
y en esa provocaciòn la ira
del talisman
conjurando sus geranios.
Un pàjaro en todo sentido, primordial.
Buscando la gracia irremediablemente.
Entre la flor y la culpa
desencantado.
Cerrando sus ojos antes que la
sangre los inunde.
Y la mirada idolatre ese
universo.
Guillermo paredes mattos
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