martes, 31 de diciembre de 2013

El Verbar de una Piscina






Ten al semblante en comunión.
Deslizalo según las palabras del ave.
Recoge una primavera si conduce letras que
se insinuan debajo de otras.
No des razón al sentido, ofrecele prestidigitación.
Salva a la cuneta, desde la adolescencia del
transeunte o la via helicoidal de quien
observa con el brillo de adoquín
en los standares: quema esta palabra cuando
no sea preciso, asi no aguardará verbación.
Y tú llevarás un poco al fuego su semántica.
Busca pueblos.
Nada en hechos.
Vuelve a ser piscinista.
Busca ciudades.
Inúndalas hasta premoniciones o extensos
oidos con los parentescos.
Abre tus ojos para que no logres guardar misterio
alguno. Los misterios fueron hechos para
llegar a una flauta.
Para dormir junto al arnes o decidir sobre
la funda de una prolongación que
aún concibes como rama.
Aguarda en ella porque el viento siempre
trae un pájaro.
Y semántica y verbación, no tendrán que 
sacrificar sus palabras.
Y tu espíritu volverá a una serena 
tempestad.
Para lograr oirlas.

Guillermo paredes mattos


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