lunes, 2 de diciembre de 2013

Origen de las Tempestades






Hemos recorrido el plastico.
El zapatero, el protestante. Anglicanos
en la rueca medìmos similitudes.

Comparamos clanes de poligonos.
Discipulos de hexagonos.

Y como discipulo de una conciencia
en època de signos, quisiera ser el astrònomo
con manos de vacìo: no aquellas que
muestran sus huesos.
Muchos menos que intenten hallar allì
significados. El esqueleto es puro
en el conocimiento.
Oseo y conpetual como el iòn
en la lira.


Tambièn desearìa idealizar como en un cuento
de portadas entre reencarnaciones.

Como un advenimiento...

Tocar sacrificios de radioactividad donde
nace el idilio.

Sumar teatros de navegantes al sol
con un gaviero.

Instruirme como liberalmente en el
puntillismo del diamante
cuando se abre policromo al vestido
de una bòveda.

De un termitero con propulsiones
de mimesis, cuando no revelaciones.

Ser reminiscente e interrogar por 
la flota que llega con un formaciòn de nieve
y atleta del sargazos; como en una
antinomia creo.

Inclinandose a una sinfonìa
de lèxicos.

Donde alguna letra se una a otra
para crear tempestades.


Guillermo Paredes Mattos



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