Escribì de un martes ortopèdico junto al lenguaje.
La noche se derramaba entre piscinas sin ningùn
origen, dando principio al ambar y las crines.
Era como un reloj de carne dibujando un escenario
de miscelaneas compuestas de dibujos, todos
llevaban una ojiva dorada, una nube reciclada
por embajadores.
Y tal martes además era pristino como el agua.
Descabellado y lucido al caminar por los cadaveres.
Por los anillos donde los pabellones se unen
entre temporadas de sueño y diademas.
Escribìa asi neologistico. Alimentandome en cada
esquina de sìlabas, viviendo con muy poco calor,
apresurado entre lo demasiado, totalmente tipico
en el cobre.
Invocando un solo rito en las plateas, invadiendo
el jazmin desde el lecho, donde los leprosarios
adquieren titulos de maravillas, de sed en una
araña lluviosa y un laberinto de nube en la arteria
donde la esfera vuelve al jinete.
Escribì de este martes de cemento y brea.
De su decoraciòn de hidrogeno en sus pupilas.
Tuve en sus casas acceso a los regueros donde
lo personal es un horoscopo que navega por
la luna, lleno de lanzas y privilegios
como el brillo de una manzana en la penumbra;
una manzana que en la oscuridad deja ver su
joroba.
Martes de lapidarios acertijos y alfanjes en
los rieles, insertando heridas y gargantas en el
ciclo del acuario, del automovil mordiendo
el pavimento...Tú conoces la labor del asfalto
ahora que los ecos desplazan
colores de olas desde un prisma,
gavieros de coral en tus solsticios, donde la
sensibilidad que reconoces se borra entre
los tornasoles
Mientras caminas hacia el calendario para
observar de qué día lunes provienes.
sensibilidad que reconoces se borra entre
los tornasoles
Mientras caminas hacia el calendario para
observar de qué día lunes provienes.
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