miércoles, 8 de abril de 2015

Las Palabras Cifrando Temporadas




El cisne ha despertado.
Deja atràs la nieve y camina en pos del 
trigo.
-las referencias a ello provienen de las
madreselvas-
Por eso, las oraciones son descritas, por 
los precipicios y volumenes.
Ha despertado y las cosas en esta casa 
vuelven a ser sintèticas.
La mosca lleva su ingenio por el aire.
El talento pertenece ahora a una muralla,
mostrandome centenares de mundos.
El cisne y el caos vibran como una
armonìa que mece su cuerpo.
Y yo he creado un animal lleno de dones
al pie de esta habitaciòn, para que
tome aquel cisne.
Para que piense en la geografìa y en los
datos humanos de la nieve.
Yo he calculado segùn las estelas y las
mareas conmigo mismo, segùn la claridad
del artròpodo.
De su humanidad en el cuello.
De su sobriedad con que actua en los
brazos del azogue.
Y hablando de soledad.
Hablando de cosas ligadas a los vuelos
y los temples, siento que nuevamente llegarè
a una silueta del fìn; que caminarè
por los tejados y llevarè por 
dedicaciòn, el sonido que nunca deja
un atleta. Tambièn serà mi dedicaciòn 
la busqueda de otravida 
-que no sea gramàtica- 
superada a cada segundo por los eventos
de la ontologìa, encaramada
siempre, entre carbones o rascacielos
donde se estrellan los pàjaros.

El cisne despierta y esa es una hoguera.
Una ruina que toca el basalto.
Un arpegio que sepulta lo legendario que 
hay en el zinc cuando sus temporadas son 
doradas y los sueños que cifran 
sus palabras, violetas.




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