sábado, 18 de abril de 2015

Canto






Nuestro el oceano que derramaba un
latido en una de sus ojeras.
El día con extensiones de rehenes y 
velamenes dorados.
Los planetas y en torno a ello los satelites
que aún giran.
El verso gelatinoso y el mundo que oyes
en los elasticos de la hierba.
Nuestro el mar con posiciones de anclas
unidas por leopardos.
El indomito jaguar de los oropeles.
El criterio maravilloso de la orgìa en
los tropeles del acido.
La canción inaudita de melodicas tierras
donde empezaba un rascacielo.
Las alquimias de esas aves dentro de un
fulgor devorandose a si mismas.
La salida del sol en una cintura dorada 
como el vertigo.
El agua que descifraba los planos y el alud 
fusiforme de una mandibula.
Nuestra la parte donde tal agua invadía
los dados.
La imagen rosada de la sexualidad en
la hoja.
La figura del eslabón y muy cerca de
sus ovulos el numen aproximandose 
a sus acidos.
Y redescubriendo candiles en la arena
con ello.




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