miércoles, 15 de abril de 2015
Dios Entre los Cuadrilateros
A nosotros nos parece que dios
también anduvo por los cuadrilateros.
Que escribió entre madejas y sostuvo
perspectivas como la visión del oceano
en los andamiajes. Que el hecho de
vivir debajo dela tierra no significó
que fuera subterráneo. Y hemos
decidido bajo esas condiciones
observar los relojes que llevaba
en una de sus muñecas y contar
-un tanto ajenos- los circulos del
tiempo en aquellos; además, ninguno
dará la hora tal como nosotros las
conocemos. Y sabemos, que tal dios
era xilógrafo, mordía las maderas
de los árboles cada anochecer,
escribía como un nictalope en los
agujeros de los candelabros, transcribía
relatos de gacelas, frases como las
de la naturaleza en el momento en
que se une a los grilletes o jarcias
ebrias de eslabones, impregnando
ese frenesí de violeta.
Y a pesar que no tenemos poemas
para ese dios.
Sabemos que es él quien llegará a
su poesía.
Para ello el latido del aroma en los
latidos, podría ser necesario. Suficiente
como las estrellas que irumpen en el
cielo y arrancan esta mirada para
siempre de su realidad.
Una que no tiene apariencias.
Sin mucha versatilidad digamos.
Una que también anduvo como dios
entre los cuadrilateros, semejante a
él, -en infinitos tiempos- en que era
xilógrafo.
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