viernes, 24 de abril de 2015
Escrito
El dìa de una mantis con cierta intensidad
en su pecho.
El jeroglifico desnudo en la sal.
La insinuaciòn de la cual parte el agua hacia
puertos de imaginaciòn con la niebla.
El mensaje del rosal entre luctuosos
dìas de madera
con animales meridionales selvaticos.
Listones de aprobio en un segmento.
La inercia del cemento al ser convertido en
desprecio. El zodiaco de papel cruzando las huellas
de otros faroles, sobre sensaciones que reinan
en los pasillos, entre nostalgicos frutos
de herraduras, de silenciosas fragancias llenas
de paleontologìas.
Una balada de puerto estancada en los tenedores.
La luna cubriendo la desvanecencia en los objetos del
prado. Una gema donde los arrecifes alrededor de
la bruma, insinuaban una forma de sueño y de ser un tanto
el lenguaje que anhelabamos para los cristales
cuando llueve y la estatura del mar
se involucra nuevamente con los puertos
donde palidamente alude un hombre a sus cartas
dirigidas a lo primitivo.
Escritas en una caverna ciega de murcielagos.
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