jueves, 2 de abril de 2015
Brisa Negra y Violeta
Sòlo eran cabellos.
Tenìan un lenguaje de vinagre en el pecho
como el nuestro.
Descendìan de los àrboles con ciudades en
la boca que esconden un plaga.
Sometìan de noche coordenadas y piedras.
Semiòticas partes de mirras y libèlulas en esos
cabellos tomaban la verdad de una canciòn profana
y entre conjuntos acrisolados de funerales,
evocaban aquellos en el pulso.
Ondeaban en el hierro intermitente de las calaveras.
Golpeaban el iglu de todo deuteronomio
sentado en los parques,
colisionaban con las enciclopedias
entre regimientos de diamantes.
Encontraron su mitografìa en la lucidez
de ningùn terciopelo,
caminaron con su boca a una regiòn de suburbios,
donde debemos las centurias a los
gallinazos,
al icono protestante de un artìculo revolucionario
originado en una orbita.
Sòlo eran naturalezas que empezaban a declinar.
Llegadas a ciudades deserticas, ancas tomadas de
los maxilares. Una cabellera.
En esta los aleteos de plastico se quedan
petrificados, hasta que la brisa se desnude negra
y violeta.
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