sábado, 4 de abril de 2015
Cuando Cerramos los Ojos
El sol duerme en el agua.
También tengo la seguridad que camina sobre ella
y en sus labios
una xilografía de barro lo acompaña hacia las
santabarbaras.
El sol duerme. -no sé si en el agua- Y nosotros no dijimos
palabra alguna que tuviera una uva en el pecho, tampoco sellamos
aquella en el aire donde los sonidos
retrocedían hasta la prehistoria
con un conjunto de jinetes
bañados por el azufre.
-aquello debió ser el infierno-
Y mucho menos pronunciamos las del vacío, esas que calan
como cometas en el corazón a través del día
llevándose todo,
dejándonos tal y como eramos al principio de las
corolas cuando sólo los puentes
dejaban ver un río de magma,
un clan de barro,
una dinastía donde cerrabamos los ojos para
disputarle al pensamiento una imagen que llegara de
esa oscuridad.
Pero no siempre cerramos los ojos.
No siempre por ello vamos a encontrar otras imagenes.
No siempre nos perdemos en los brillos de esa oscuridad
cuando lo hacemos.
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