miércoles, 24 de septiembre de 2014
Poema
No conozco este invierno. En él los platinos
guardan el eco de otra vida, redentora de álamos
y huertos al lado de dinosaurios, signos de
subrepticias columnas donde el mar inclina
un farol, el jardín de una linterna, la extensión
desvaneciéndo el sol en una forma. La llamamos
perihelio de las saetas que pasean por los
edificios inundadas de santuarios, les
damos el nombre de balletas y días que cruzan
la silueta de una jabalina creando la pirámide.
No sé de este invierno y ese conocimiento es
una ciudad invernando, una dialectica de luces
que atraviesan cebollas o en todo caso el pino
posee en su tronco una gaviota de arcanos
elementos en el aire. Nosotros lo conociamos
mientras lo ignorabamos.
Ese es un principio.
Asi brotó la belleza.
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