miércoles, 17 de septiembre de 2014

Poema



                                           


Esta es la tierra donde jugó la alambrada el papel
de la vida una noche. En ella se estamparon la piel 
y otras anatomìas. Crecimos allí sin la vanidad que
el sol teje en los tigres y asi su corazón nunca 
lograra inundarnos o sólo la poesía en el silencio
de nuestra soledad arroje a nuestra frente una piedra.

No era la primera y todo era heuristico.

Ya antes habiamos devastado los relojes junto a 
los capitulos y habiamos arrancado al jardín esos
frutos de miel y gasolina.

Mucho antes, bajo el amparo de otros diluvios
cuando los ejes encarnan monologos con el petroleo
o el papel de la ira en electricidades y cenizas con
una bolsa de jaguares, llega desde la sudestada
con proas vertiginosas.

Este es el sereno universo donde aprendimos debajo
de jaguares y tigres, conmoviéndonos con el rito
euclidiano que ensartamos al lirio, al romance
conjurado por un mirlo. Eran tiempos en que la rosa
llenaba de cadaveres los templos y ninguno de 
nosotros podía conducirla hacia los símbolos; sabemos
hoy que no era su único destino.

Y aùn si lo hubieramos sabido, no podiamos
evitar el asalto de dios, la masacre entre las cavernas
o el sol pudriendose en las regiones besando
el silencio de los suelos. La inteligencia
brotando de otros parques. 

No. Apenas invocabamos la sepia de los patios.

Entre silencios de esquirlas y petroleos.


-Tampoco era la primera vez que invocabamos-

Y todo era heuristico.





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