miércoles, 3 de septiembre de 2014
Organizaciòn Amatista
Siempre existe una mesa donde yerran preguntas.
Por lo general nunca caminan a una herradura. Pero a veces
lo hace.
-su trascendencia no es un pelìcano-
Una pregunta con pureza irreconocible y nosotros para
que esa pureza y su abismo
no se desvanezcan, abrimos una puerta. Solo el viento
puede atravesarlas.
Entonces preguntamos por el hilo de una cultura.
Entonces vemos en esa cultura una caverna de agua ò un
mensaje de pavimentos ambidiestros.
Tocante a la arena van brotando escolleras. Musgos de
fiebre y sienes anhelando distancias. Agitamos
una gaita y asi evoluciona a los pesebres. Llevamos
una flor en la boca, empalada en nuestra saliva. Eso
es todo en esta estrofa.
Vientos de oxigeno ahora entre buscadores de aminoacidos.
La armadura extraña de un armatoste.
La bufanda del rìo elevando mutismos como la estrella
perdida en la desolaciòn. El talante del cuello
a cambio de una iridiscencia o la oraciòn sonambula
de ninguna altura.
Hay una pregunta que vive sin alturas y duerme
en una mesa. Es como una epopeya llena de filos movilizando
amapolas. Es el paso de la arena ante la organizaciòn
de los grillos. Es la amapola de druidas llena de amatistas.
Es la estuctura de titanes con huertos
de harina.
Donde tales preguntas se transforman en respuesta.
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