viernes, 5 de septiembre de 2014

El Plegar de la Madreselva






Ten el puente amarrado al jardìn.
La rosa aterida bajo ciertos relampagos o
libidos: que sean poèticos si puedes.

Ubica al mar, hunde una rosa. Tal vez en 
ello suceda que el espejo se convierte en curva y 
que las mariposas escriben entre las manadas
con toda la proporciòn del asterisco
del capitulo en la fe
del confìn en la
alborada.

Percibe la fosa.
Ofrece al castillo una luna colonial
un tejado de ramplas o aborda la miseria con
esos instersticios que descubre el eter
cuando camina hacia la niebla
seguro de la piedra y desengaños, convencido 
de que la muerte puede llegar desde
el poema, sì dejas su vida apagada
entre los rìos.

Esos rìos que pasan por tu hombro.

Ese rìo que no sòlo pliega la madreselva
en su espìritu, para convertirla
en metafora.





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