martes, 9 de septiembre de 2014
El Corazòn de los Trineos
No he dormido al lado de la hoja. No lo hice
pues el tiempo en ella se transformò en velocidad.
-una sui generis y extraña, una de monitores-
El transeunte dejò de ser un peatòn con hilos de
polietileno. La flauta sumiò a los peces.
Por muchos sudores no dormì en una hoja.
He asistido -es cierto- a sus naves como
una religiòn asiste a las fragatas.
Pensè sus oceano sin poesìa
y dado que los cometas empujaban
otros nombres, quemè llamaradas entre los
ritos de los brujos: ciclicas y periodicas como
los que guìan a los animales.
Pero he aqui el volumen de la noche en
un origami o la cultura del trasto empinada en
una sensaciòn del futuro, como una clepsidra que decide
el tiempo de los elixires en las sienes
o el lampo mojado del adjetivo
en un amanecer de
periodicos.
Asi surgiò el prismatico.
El entendimiento de las gaitas.
La criatura donde la suposiciòn dejò a la lluvia
un esquema, un actos de dios como
en baculos de providencia
exhortando sus
orbitas en los molinos...
Junto al corazòn en los trineos.
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