lunes, 22 de septiembre de 2014
Poema
Conocemos al mar porque no està hecho de
vidrios.
Los prados en èl no pueden ser bosques ni
frondas.
Sabemos que nunca se despedirà pero està
hecho de adioses.
Sabemos de èl por todo aquello que no es,
pero tambièn por otras cosas.
Sentados en una orilla reconocemos las
mismas sin necesidad de mucha
experiencia.
Ademàs pensamos en la experiencia como
algo mas delicado que
un objeto.
Y a expensas del tornasol, sabemos del mar
porque tiene largos encuentros
con los pelicanos.
Lo recordamos y somos reminiscentes por ello
sin estadistica alguna.
Caminamos por los monederos y alfileres con
una ensenada en el pecho.
Conocemos el mar porque dormimos en su soplo
semejantes a lo sagrado.
Bases elasticas como los ruidos son tomadas
entre sus olas.
El plan ideològico de la luna entre alfabetos de
matrices espumosas.
Donde parece que una foca acaricia un ancla, pero
no; se trata sòlo de un trasatlantico, que va
desesperado tras un
dirigible.
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