sábado, 27 de septiembre de 2014

Elegìa






Dado el ovulo en la hoja y la terrestre inteligencia
iridiscente. Segùn los cantos de ninguna hegemonia y
el tropico de arreboles entre invisibles naciones 
donde los rìos son ceremonias del agua y los acentos
que emanan de ellas, limpian calles de aerodromos. 
Desde el espacio de ondas donde las caracolas
persiguen de noche serpentinas
llenas de relentes variables y fugaces como el
peso tomando del alba una de nuestras
mejillas; esteriles angulos o ese
perfil de fantasìa que
anhelamos alguna madrugada mientras
los navìos en la distancia son puntos de disticos
y espumosas batistas de microfonos...Segùn la artica
espeleologìa de los ojos donde los elixires bajan
llenos de artificio a recopilar el sueño
que se pierde entre fantamas y
aùn depila el oceano ese deletreo que
absorve una afonìa o decapita un
evento diseminado por la belleza
que se desvanece. Ahora que la naturaleza
es contigua al castigo y los verdugos toman el
espejo de la tierra como si fueran continentes y muy
cerca del poema, ancestral es la angustia
como una ballena de plata 
insinuando en la arena
la historia celeste llevada por simulacros.
Ahora que no existen melodìas sobre 
los relojes y los castillos son soledades
donde vivimos para creerlo y el acido
del candelabro canta a lo atroz
con esa inocencia de carbòn
despuès de madurar en los jinetes. Hoy que
la capacidad es un misterioso veneno
cumpliendo su cita con el mensaje
entre los intestinos. Hoy despuès de todo 
esto; abandonarèmos realmente una palabra?
Buscarèmos nuevamente el sentido lejos del mito
y los poemas.
Y volverèmos a cerrar nuestros ojos 
acompañados de bozales que trituran a los pajaros...?




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