martes, 23 de septiembre de 2014
Engranajes de una Daga
He dejado un barco, por si el amor tiene dagas.
Està anclado. Sòlo olas y crestas como un engranaje
forastero anidan en èl. He dejado una silueta por
si ese amor tiene estelas y por màs que sus relojes
hayan crecido entre puñales, yo creo que el amor
es evento de animales.
-basicamente marròn o miscelaneo-
He abandonado el sol como
si se tratara del amor en dìas mimeticos -planetarios-
ensortijado en juicios de cabellos y
planos de reminiscencias y junto a ello
un pensamiento que se rindiera como lo
hace el tiempo en las brujulas. He dejado un hemisferio
para las estrellas y otro para los articulos.
Uno para las visiones y aquel para la balaustrada
donde el mineral hunde en el magnesio
las antiguas escarchas del himno
ascendiendo a las prisiones del prologo
del apice y del cuaderno, de la proclividad al
musgo o las sentencias que ahora caen por los acantilados
como flores de un barco que agoniza en
sus propias estrellas. He dejado un barco porque
en su proa el martinete es la osa mayor
del ideario llegado del basalto, porque
en sus ojos la mantica puede ir mas
lejos que la visiòn de una bahia.
Y nosotros- pequeños y amarillos a veces-
Escencialmente lo estrechamos.
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