jueves, 4 de septiembre de 2014
En el Interior del Escrito
A veces pienso en un escrito.
En las flores naturales que hay en él.
En esa voluntad magnetica de perseguirse a sí mismo.
En su electricidad.
En la energía de cometa que desprende mientras todo es violeta.
Veo detrás de sus ojos lo que descifra su cerebro: una
organización tal ritual como otro rostro en él,
es lo que toco. Una sensibilidad que debió
ser arcana pero no a base de griales,
entonces...
Y pienso a veces en los contenidos de esos griales
-tampoco son escencias-
En el arte de sus agujas que sentenciamos como egolatría.
-como si lo personal fuera lo que decidiera su orgía-
Es a veces que derramo mis ojos sobre sus empedrados
de leche.
Es en ocasiones que cotidianamente sonrió y ejercito esa
labor donde quedo solo a compartir linajes de brea
en tal escrito: fuentes solitarias como el sol y los brocales.
Evanescencias y el tener que caminar
sobre el avemaría y el adagio. El tener que ir de sobretodo y capucha.
Interiorizado en la decoración semi-dramatica de mis reflejos.
( yo poseo organizaciones semi-dramáticas como un reflejo)
Camino y labro idearios, no tan fuertes como un
pais de gasas, donde es deslumbrada inutilmente la cera.
Todo esto hago cuando yerro en el interior
de un escrito.
Natural y desgraciadamente errado.
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