domingo, 27 de julio de 2014

Poema





Este poema es pequeño, por ende no tiene peso.
Si fuera extenso, lo obligarìa a arrastrar mucha vida.

Este poema -por lo general- se encuentra en la vida 
escribiendo el suyo, para què entonces, sumarle uno
personal, eso es innecesario ò inevitable.

Pudo ser sutil, eso percibo. Una amalgama 
adentrandose en una capital de cachorros, donde la 
lluvia no llegarà a ver el diluvio. Ni las catapultas.
Los ecos de oro...

Este poema que proporcionò -absurdamente- a un
genio una lampara y espera ante èl eternamente
esperando que pueda frotarla.

Enpero tal genio no està ligado a lampara alguna,
lo veo beber aceite y ha aprendido a separar tal aceite
del agua, eso es todo.

Lo observo relacionado a un loco, porque de alguna 
manera hace cosas fuera de lo comùn. 

Un loco es alguien que no despierta de manera lucida
en su mente y se entrega en ella al sueño.

Un loco puede ser un poema que ya no respira.

Y este poema ademas de ser pequeño deja lentamente 
de tener conciencia, hasta no tener percepciòn
-reiteremoslo nuevamente- del piso.

No tiene paredes. Su area no es cuadrada y como lleva
un tridente, supongo que podemos emparentarlo a la cicuta
y los aromas con grandes noches cromàticas.

-lo ùltimo disputa esquirlas a los colores-

No anduvo jamàs recorriendo el centimetro o el metro.

Sì se detuvo fue para mirar como organizaba en 
los àngulos el clan de la iniciaciòn una araña.

Veterinario, ventisca de tupilan y brea, este poema
no tiene algodones, es un nùmero masculino de
oxigeno intentando llegar a los ladrillos.

A la osamenta y a veces a la pesadilla.

A las grandes cofradìas de los huracanes, donde
es la poeticidad y no el poema quien versatiliza a 
sus muertos.





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