sábado, 26 de julio de 2014

Antepasados Violetas






Temer a una ciudad diamantina.
Llenar de plaquetas un amanecer de herraduras.
Mirar entrenamientos de jazmines.
Llegar a una torre donde todo es creador
como la noche.
Ahogar un bàlsamo.
Imitar a ese resplandor donde los azahares
vuelven a germinar inauditos.

Luego abecedarios de centinelas y lluvias.

Expresos de himnos
con plazos brillantes de retòricos cementerios.

La irreversible piel del aliento
con su barro marginal, dispersandose entre
infraestructuras de nieve. La soledad
de la intuiciòn. Los halcones
del espejo.

La palma de un sueño 
destruido por trapecios y en las calles
lenguaje tras lenguaje los abecedarios ensortijan
un observatorio de punas donde el incienzo
vuelve a la brisa
con su trance 
amarillo de acantilado.

Rozado violentamente por las iras.

Y cremando instantaneamente nuestros
antepasados violetas.









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