miércoles, 23 de julio de 2014

La Voluntad de la Imaginaciòn







A cierta edad los treboles nos llaman desde la imaginaciòn.
Despuès lo hacen desde los preludios.

Recuerdo que un dìa era adolescente igual que un canto celta.
Pero no sabìa porquè. Seguramente alguien me habìa hablado de
druidas.

Este dìa la verdad pasa llevando aquella imaginaciòn
pero no es lo mismo. 

Es una imaginaciòn que miles de noches aprendiò entre
teorìas -llamemosles de antorchas- porque tarde o temprano
quemarìan otros mundos.

Es una imaginaciòn de pocos cometas.
Oprimiendose contra los planos cognitivos, que ofrece el
agua o la idolatrìa. El tiempo. La soledad.

Y en aquella imaginaciòn de grillos y cuarzos, dejamos algo
para momentos como èste.

Instantes en que significamos algo màs que el recuerdo
o la verdad, sosteniendo una imagen de silabas en sus labios.

Todos sabemos que como palabra, tales silabas crearan
las que le pertenecen.

Seràn palabras que huiran a la lluvia.

Capaces de construir poemas, de decirle a
alguien que la copa del arbol, sòlo llega a
la absoluta belleza cuando deja filtrar un graznido.

Son palabras que se iràn a la noche igual que
nosotros. Sin saber nuevamente porquè.

Pero ello es indispensable.

Para que la imaginaciòn vuelva a crear su
voluntad a solas.









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