viernes, 11 de julio de 2014
Los Nombres del Abismo
Sè que hay cosas que no podrè hacer.
Relatar por la noche como se construyen alfileres en el agua.
Pensar como dios hsta ponerme en el lugar
de un demonio. No entiendo para què
pero llegar a ese punto al fìn y al cabo tiene que ver
con las ventanas, con un ritual atroz y tal vez con el reloj de
un atardecer, en que los arreboles terminan de
llamarse por su nombre.
Asi son conquistados otros.
Asi, vuelvo a saber que la alegorìa puede ofrecernos
por un momento su caida y en la misma sòlo hay
que raspar sòlo un pedazo de sus paredes
y ello siempre en el brillo de
un abismo.
Sè que la alegorìa colgarà abismo tras abismo
en su lengua para que los nombre puedan decirse.
Los nombres siempre tienen que ser
dichos, no necesariamente verse.
Pero es indispensable decirlos.
Y de ser posible, al decirlos muestren
un pedazo de las paredes de
sus abismos.
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