viernes, 4 de julio de 2014

Los Pétalos de Agua







Debido al lenguaje siempre hay pocas opciones.
Debido a esas aguas que debemos cruzar. Frente a 
nosotros el oceano.

Y es por tal oceano que crearemos alegorías. Que 
no habrá epifanía llegando con la luna o el sol despreciándonos
o bendiciéndonos. Es precisamente por ese mar que 
recibiremos de las manos de nuestro hermano
el culatazo.

Y ni una sola opción a veces. Deslizaremos el espíritu
por la sensibilidad y la imaginación; la sensibilidad tendrá
el plenilunio de una idea ilustrada por los fuselajes
de un puma. La imaginación aprenderá de los
crimenes de un panal, cuando saben que el
fín del mismo ha llegado.

Reptiles de cera con visiones de lampo.
Un abecedario sobre el abacadabra del diablo.
Una virgen eriacea entre los idus y junto a ellos la coronación
del agua entre ceremonias liquidas.

Y dado ese oceano el talón del mar nos devolverá superficies
y dado ese talon y las murallas, sí cruzáramos ese oceano
no encontraríamos dioses en el camino, ni la llegada a 
otro continente estaría signada por el nombre de una ciudad.

Si hablamos de talón podemos sugerir que es troya.

Y si decimos lo último escribiremos que en algún
confín mediterraneo las piedras fueron helenisticas.

Pero debía escribir algo que como nuestra vida
ante el oceano no tenga opciones, algo que desprendiera 
estalactitas y durmiera entre obuses con rostros de mitones
y cielos grises de alamedas donde cetrinos gallinazos
unen hemisferios de carne, muñecas citadinas,
paraisos perdidos.

Pero la ola al reventar define que hay pocas 
opcines. Quizá ninguna.

Y por ello las flores del mar nos detienen.

Ebrias de lenguajes y opciones.








No hay comentarios:

Publicar un comentario