La noche es clara.
Algo como una letra duerme en ella.
Algo como una palabra despierta para separarse.
Clara. Como los espacios del lenguaje creando fragua.
Semejantes a una noche con las distancias anhelando sabidurìa.
En la arena sobresale la silueta de un paso.
-dirìa que es casi una efigie-
En la arena -ahora ya orilla- dimensiona la espuma
un encuentro entre las cenizas de una ola y las manos.
-esta noche las de un hombre-
La llevamos a nuestra frente -en esta ocasiòn- sin que
su forma inunde nuestro pensamiento.
-la realidad de este dìa la llenò de otras cosas-
Las gaviotas cruzan en bandada el cielo nocturno
en su viaje hacìa las islas.
Aùn emanan graznidos el plegarse y desplegarse
de sus alas.
El viento es su complice.
La naturaleza es ese absoluto por el cual es irisado
un destino que fija tempranamente dos formas; en
uno la gaviota y su graznido mueren
entre sus alas y
las rafagas que la contienen.
En el otro
agoniza un hombre y la palabra que mediante
un idioma las suspende.
La mía ahora se va perdiendo entre la evanescencia.
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