jueves, 3 de julio de 2014

El Proposito de una Silueta





La noche es clara.
Algo como una letra duerme en ella.
Algo como una palabra despierta para separarse.

Clara. Como los espacios del lenguaje creando fragua.
Semejantes a una noche con las distancias anhelando sabidurìa.
En la arena sobresale la silueta de un paso.
-dirìa que es casi una efigie-
En la arena -ahora ya orilla- dimensiona la espuma 
un encuentro entre las cenizas de una ola y las manos.

-esta noche las de un hombre-

Y la izamos en la piel sin un propòsito.
La llevamos a nuestra frente -en esta ocasiòn- sin que
su forma inunde nuestro pensamiento.
-la realidad de este dìa la llenò de otras cosas-
Las gaviotas cruzan en bandada el cielo nocturno
en su viaje hacìa las islas.
Aùn emanan graznidos el plegarse y desplegarse
de sus alas.

El viento es su complice.
La naturaleza es ese absoluto por el cual es irisado
un destino que fija tempranamente dos formas; en
uno la gaviota y su graznido mueren
entre sus alas y
las rafagas que la contienen.

En el otro
agoniza un hombre y la palabra que mediante
un idioma las suspende.

La mía ahora se va perdiendo entre la evanescencia.








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