sábado, 12 de julio de 2014
El Poema y las Constelaciones
Creo que allì viviò un poema.
Los druidas lo buscaban para recordar las
cosas que habitaban sus versos.
No sé si llegó a formar manadas.
No sé si vagó igual a un nimbo por los
acantilados del mundo como una burbuja.
Pero llego al mar.
Lo puedo afirmar por el recuerdo de
la espuma en sus ojos.
Lo sé porque de sus brazos
bajaban a sus manos mareas.
Era un poema pequeño como un lazo.
Un poema comprometido con las
cosas que suelen suceder en el aceite
y los nombres del encantamiento.
Un poema ancestral como las pisadas
del agua.
Convivió con las lámparas y fué
unigénito de los faroles.
Descendiente de arcas en
diluvios de arena.
-Aquellos que resistieron a ese diluvio,
preguntan aún por los oceanos-
Allí vivió un poema.
Puedo creerlo igual como mi caminata a
un patio por la noche.
A un mausoleo donde las runas aún atisban
su canto entre la realidad.
Puedo convencerme de su soplo sin
esperar como ayer casi nada.
Nada que no sea una realidad
trazando los hemisferios
de los planetarios.
Y entre ellos la esperanza cada noche
de que otro destino formará
constelaciones.
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