sábado, 5 de julio de 2014
El Libro y las Venas
Sì un libro intenta avanzar entre los ojos.
Sì se transforma poco a poco en destello o palacio.
Sì tiene lengua y barco de autopsias.
Sì su suplo se une a la voluptuosidad y en cada pàgina
el papel tamiza y profetiza.
Sì es indefinible hasta el pàjaro y la hoguera.
Si es el dato vesperal de cortas orejas y pulsos como
la medialuna o el exilio del anochecer en cada leyenda
-neuronal hoy- dicho sea de paso.
Sì nos ànima a crecer sin espirales ni orilla, todo
silenciosamente como el dibujo del barco
en las serpientes.
Sì es basalto y fondo de un dromedario.
Sì posee follajes donde nunca anduvimos o desenterramos.
Sì tiene coros y apellidos de àrboles.
Sì vive a plazos o es matinal como los redentores.
Sì sus paginas son enramadas o los primeros escalofrìos
de su corazòn se llaman poesìa.
Sì tiene vertigos u ondulaciones en los huesos.
Sì sus colores se sacuden como si existieran mutuamente.
Sì en su mirada el platino ò el el antinomio y la saga de los bueyes.
Sì bebe aùn de las raices con brillos de magnesio
y arcanas metamorfosis de lo neoliberal con el eter.
Sì calla y es remordimiento de divas con francotiradores.
Sì el libro es lampara que no cimbrea en el cuello
ni estira sus paladines con un solo timpano.
Sì ese libro es asi, tù puedes conducir las
controversias que quieras.
Y descansar tranquilamente sanguìneo.
Sanguìneo y visceral como lo hace aquello que a la deriva
yerra sonàmbulo en los paralelos de
todas las arterias.
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