viernes, 18 de julio de 2014
Espiritualidad de la Línea y los Ciclopes
Hemos ido detras de una línea. Ello no dice nada
de nosotros ni de la linea. Lo único cercano aquí a la
realidad es el movimiento del verbo.
Detrás de una línea. Sin el propósito de cerrar
algún circulo - inevitablemente lo hicimos- pero buscábamos
el espiritu -no otra cosa- que sostenía esa línea. Que
sostiene todas.
Hemos sido máscaras detrás de una linea.
Aposentos de caracol. Habitantes sin condiciones debajo
de los faroles. Atravesamos los naipes, vimos al
pelicano sentado eternamente en un atomo.
Lo curioso es que a su lado había una silla.
La finalidad de una silla es convencer
-durante siglos- a un pelícano que los atomos no
son una silla.
No lo hizo.
A nosotros nos sucedió algo semejante.
Vivimos en una linea convencidos que en ella sólo
habitaban palabras.
Y que el espíritu del verbo solía llegar como en
una redada de ciclopes bajo la atmosfera
de una dimensión mitológica.
Solía llegar como en una redada.
Y durante miles de primaveras es igual que
ahora
Yo sigo desnudo como una silla. No tuve la
visión de mi proposito.
Y paralelamente sigo sin intrerpretar el universo
espiritual de las lineas y los ciclopes.
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