domingo, 2 de marzo de 2014

Las Colinas de las Ramas






Percibes la hoja que llegada a las faldas de
la colina; olvida esa ráfaga que la arranco de
los árboles; percibes el árbol que abajo
ensaya una historia para aquellas
ceñidas a la rama con su
historia de papel
y utero maravilloso.

Ves el pubis del dragón en las escaleras del
oido conducir al hombre entre sonidos
que no eran devastadores ni mucho menos,
sólo enlazaban el mundo con el
mundo. 

-Debo decir que no habia creación por necesidad-

Debo informar que la sensibilidad se
desprendía incluso de la creación como un genero
que caía de las linternas y de los faroles.
La creación no sabe nada de los 
parques, al menos donde 
anida la gente igual que esas ramas que pierden
sus hojas y la rafaga las conduce
a la colina.

Ambas no tienen la exactitud de ello como
destino.

Incluso el destino no sabe si ello les pertenece.

Pero en algún lugar de las faldas de la colina
aguarda dormido el presentimiento de
su tacto. El presentimiento de sus
manos llenas de espinas
junto a un sentimiento epistolar
como una torre.

Y sea en las ramas del árbol.
Sea en la miserable cultura de una torre
continuan siendo página.
Llegan a la página como una noche
donde silenciosas y acidas como un murcielago.

El verbo camina a ellas con la desgracia
de su dinastía.


Guillermo paredes


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