sábado, 22 de marzo de 2014

El Manantial de Polvora






Vivirémos como la punta del agua cuando
brilla en un animal.

Cuando las torres de espuma dejen de ser alternativas.

Y posean los ladrillos la oración profana
del libro al amanecer cuando estilizan 
las conchas donde descansa un 
craneo de mirmidones.

- sólo el pelícano asestó en ese plural su vida-


Viviémos, no hay necesidad de escribirlo.

Tratando de organizar la resaca, lo cual 
es absurdo. Sintiendo los huesos de cada avenida
después de ser gastados por la historia. Nunca terminamos
de comprender la historia y algo a medias no puede 
ser escrito.

Creo que estáremos cansados, pero no dormidos.
Ya no tendremos palabras ni oraciones.
Escupiremos si somos idolatras
para que ésta viaje sobre una nube con la
clarividencia que la idiosincracia dota a los muertos
después de haber cruzado la existencia.

-es algo que no conoceremos-

Estructuraremos la ecuación.
El pelo en el ojo.
La circunstancia o el galpón donde el invierno 
vuelve a la espoleta.

Y cada paraje antes de llegar al manantial
emite un mensaje.

Nos dicen que en ese manantial canta
el acido y la polvora.


Guillermo paredes

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