sábado, 22 de marzo de 2014
Escollera
He dormido hasta hoy con las cosas mas sutiles.
Una hipnosis, un taladro; la saeta de liebre en
las coordenadas del trebol tomando un menguante.
Tal menguante caminó a la constelación con
utensilios de parafernalia y goma, con cabelleras
de plastico. He dormido, pero ello es un decir
y percibo al presagiar que todas las cosas dejan
el ficus o esa represalia que la voluntad toca
en el alambre donde el sueño cuelga un espejo.
Tal espejo es consecuencia de mi sueño, empero
los lirios por el atardecer dejan su camino al
ser arratrados por la corriente - por aquí pasa
ahora un cometa- y desearía mantenerme como
la naturaleza en una vastedad de frío, donde
las ráfagas traen sentencias de granizo
escondidas en la versatilidad de su saliva.
He dormido: cuántas ciudades habrán salido
del norte pensando que la borealidad en la sal
era un peciolo: cuántas habran situado sus
páramos de carne hasta que el tiempo los
transforme en mayolica en mis cejas y desde
mis parpados un lirio de arcangeles derrama
la visión del mar en mancias de pus desde
mi craneo.
Asi desde nuestra soledad es como nace una
escollera.
Guillermo
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