martes, 18 de marzo de 2014

Doquieres







Una vida no contrasta con el corazón a diferencia
del latido.

El latido emprende su viaje a los galpones.

A las ganzuas.

A los pasamontañas del vacío.

Y aquí nos detenemos para ser tradicionales y 
domésticos como la acupuntura.

Como la versión del sol en el alba abriendose
paso como una unidad misteriosa, completando la
mañana donde el mundo adquiere en el primer
graznido del árbol
el doquier de su vida.

Los libros donde no empiezan los ojos.

Los pleamares y planeadores.

El sonido tan significativo de una reflexión al
encontrarnos. Una que haya vivido atascada
como una llanta en los molinos
que llevamos en los cabellos.

Y de la cual el agua diariamente a algunos
hombres separa.

Una vida es contraste de lo que debe ser
según la hegemonia de los días.

De la civilización y los naipes que caen
como videntes de patrimonios
de piel en una cara.

Donde algo que parece domarnos como el 
infinito - pero que no lo es- empieza.



Guillermo.

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