jueves, 20 de marzo de 2014

Auroras de Jade






Recorre el jade, la paciencia 
con la cual el limbo deja de ser palabra.
El monitoreo del espejo, la clase del ansia
despuntando al anhelo con mancias de olivo
o algun nocturno donde inspiraciònes y oceanos
registraban recintos de uvas en las manos;
era tambièn el tiempo de la espiga y
tapizabamos el agua desde
las cejas de una botella.

El final politico de una semana volvìa a
la cronologìa del mago que escupia en las sienes.

Jamàs interpretaremos el helio de
un calibre; escribìan las praderas.

Mitigaba el bosque su trapezoide entre 
las galaxias. Mirabamos junto a èl las alboradas
con sufrimiento de niño argento, niño escenico;
pocamente pua como para tocarlo.



Percibe el jade, los objetos se multiplican,
hay un dormitorio para èl en la garua.

Un recinto de promontorios.
Una antìtesis, una contradicciòn totalmente ebria
entre la soledad.
Algo homogeneo como aquello que sostiene
un diàlogo platonico por ejemplo...Tan hormonal.


Sensibiliza el jade.
No es opalo, pero es conmociòn, buzo de una
resaca cuando los nombres y sus profundidades
se acaban.

Y la aurora de otros emergen.



Guillermo paredes

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