viernes, 14 de marzo de 2014

La Formación del Abismo







No saber de qué manera compone el corazón
la galería por donde sube el latido vaticinando
un heliotropo.

No comprender la forma del mar cuando escribe
pero en sus palabras la desesperación
es lo primero que toca las nuestras.

Asi es creado el abismo.

No aquel que hiere o muerde.

Aquel que el hombre y la naturaleza componen
porque su transparencia es una forma
de erotismo con la cual llegamos
a representar
ese teatro. Y existe un abismo debajo de la tierra
que es de cada uno.

No saber, pero en la sensibilidad no basta la
muerte de una flor ni el tallo disencandose en
el yelmo donde los alfileres 
son paganos.

No saber de qué manera nos encontraremos, pero sí
afirmar que será sin una verdad en 
las manos. Sin una excusa o un pretexto
moribundo en los ojos.

No. Sólo intentar darle al poema el amor
que no pudimos dar a la existencia. Ofrecerle nuestra
vida a cambio de otra mas triste que los palos. En paz con la
visita diaria de la muerte y sus caparazones.

Caminar, correr, preguntarle al oido si aquí
levitaron los osos.

Si tenían un cuaderno para dejar la vida.

Si supieron ensuciarlo con la maestría que
adquirimos tan extrañamente.

Prestarle a nuestro timpano cosas nuevas
como un televisor.

Ir a sentarme junto a un plasma cuando
ya todo ha sido derrotado.

Y esa victoria sólo espera el camino del fosil.

No saber simplemente.

Y alimentarse perpetuamente de arañas
para ello.



Guillermo paredes


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