jueves, 13 de marzo de 2014

El Sonido y el Eco






Asi escribimos.
El relato del aire es cercenado.
El capitulo toma el exodo.
Nos ilumina el vacìo.
El hierro une los metales
desperdigados por el mundo.
Se despiden los barcos de los muelles.
Creamos marismas.
Sexagenarios vellocinos.
Sobrenombres de liricos crimenes
entre las tinieblas.
Lo mistico inhibe, allana y destruye rangos
entre su maquinaria.
Argonautas de fiebre ofrecen a los espejos
otra premeditaciòn.
Una selva de craneos.
El riesgo vuelve a custodìar cada sonido
rompiendo una cascada.
Una rosa de naipes
e intemperies.
Asi.
Con inhospitos enlaces
entre la fragata y un cuaderno
donde el gaviero
toca sus limites con la
memoria de una
flauta.
Con el eco que no llega del sonido.
Cuando mira a lo lejos algo que debe
en primer lugar destruirse
ser completado por
el sonido y su
eco.

Pero no es asi.

Sòlo hay un eco que no trae la belleza del ruido.

Y su espìritu golpea nuestro rostro 
simplemente.

Para que eternamente preguntemos
al sonido.



Guillermo paredes 

No hay comentarios:

Publicar un comentario