lunes, 17 de marzo de 2014
Generaciòn
Màs allà del oceano el aura es otro compromiso.
De pronto al seguir al ave el craneo llega a la mirada
del cielo. Tal cielo encima de nosotros es el mismo
que crea el horizonte; serìa una definiciòn de la distancia.
Bajo esa distancia el color del mar lleva pedazos
de grillos.
Realidades llenas de puas y clepsidras tambièn contienen
sus nombres.
Las cosas perciben un universo que no nos pertenece.
Las palabras toman su reflejo tanto como sus pensamientos.
Son momentos en que la libertad es una idea sòlo de ràfagas
se dice.
El equilibrio camina a un lazo de fiebre.
Sostiene el hombre el cabalismo de una herradura
donde algo como el aire o el dirigible nos despertaban
al amor con un caballo muerto.
Narraciones de rìos se buscaban nuevamente
entre nosotros, convencidos de que nuestros pies no
habìan cruzado sus aguas.
Entre las aves los vuelos disputaban el atomo que
despertaba versos entre sus desplazamientos.
En el fondo de ese vuelo despertaban una
memoria.
De generaciòn en generaciòn fue conservada.
La diferencia es que no son los mismos
versos los que buscan la superficie
de sus alas.
Guillermo Paredes
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