jueves, 20 de marzo de 2014
Sacrificio
Hemos aceptado la arena frente al
oceano, no porque jamàs haya sido pòlitica.
Alguna vez lo fuè. Hay hombres enterrados
bajo ella. Su aristocracia no deja de ser roja.
Por lo tanto es social. Logra sostener una
existencia y èsta en ella descansa
eternamente entre sus dunas.
Nunca ha sido revolucionaria, pero los
sueños recuerdan que fue ideològica en
las ancas del tigre. Lo acaba de
recordar uno de sus tantos
amaneceres.
Comprendimos suceso a suceso que en su
espìritu bogan laminas ecuestres como una
frecuencia o la plaga de los invitados a las
intimas expresiones donde el hito desplaza
a la boya con el corazon palpitando en
la mano.
Nuclear aún, después del sacrificio.
Guillermo paredes
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