lunes, 24 de marzo de 2014
Astrologìa de la Rosa
Ascendèmos a la realidad por espejos.
Exactos en ellos como la llegada del otoño
cumpliendo el ciclo de las estaciones.
Igual que una costra de agua en el vacìo
tomamos la herida de cae del trueno
y es en las manos como el estallido de
lampos y yescas, igual al romper de veleidad,
al martilleo atroz de un pino en los
labios, sobrecogiendose en los vortices
que llegan desde la inmesidad acompañados
por un libro; nosotros lo vimos enterrar
cuidades visiosas, tensamos su espìritu
mientras el estigio volvìa de un sol
que antecedìa a las rompientes; acido
y manchas de negro para la hojarasca,
los elementos oscilan hoy como ese dìa
en una cupula de sacerdotes y lapsos
con un canela aleluya y mas allà
la bolichera era de sangre, si oprimiamos
un poco mas nuestros ojos.
Raices como mayo de una catedral
sin brujulas, el escarlata sin dormitorio
de los aires, la nube en lo remoto que parece
un hipodromo. Ascendèmos al frìo.
A la compuerta, a ciertos tallo
donde la buhardilla monta
aùn pantanos de leones
para las cebras y nuevamente
serà del labio la jaurìa del himno, el
trapezoide del polen todavìa
desnudo en la corola
Sin haber viajado en el viento.
Sin haber hipnotizado la estela.
Que se arrastra agonizando en las mareas
de la rosa.
Guillermo paredes
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