martes, 25 de marzo de 2014

Telemetrà de una Piastra






La palabra perdida y sea asi sagrada.
Esa de tarde o con los dìas dejando el secreto
en el tiempo de los nombres, cuando
todo sucede entre millones de 
silabas.
Esa palabra que anida en el misterio de
la madera y hoja.
Que sugiere milimetricamente la sensualidad
o el olvido de una metàfora.
Tambièn la voracidad de rastreo, una sed.
Llevando siempre napalm, un pacto con
las enciclopedias o las primeras flautas de la voluntad.
Y en esa palabra mi ser ortografico y orgànico
como el abrevadero, reconoce aùn 
la antorcha y valle de una avenida
donde rozan la brea los planetas.
El grial es tomogràfico ahora
y vuelve a la resina, al 
espigado planetario 
del filo al gotear
donde la escencia del poder
abandona la efigie telemetrica
de un propòsito
donde las manos son turbantes
que dejan de hipnotizar
un himno y el himno recoge del
oceano y la oquedad
sus mandamientos, su respiraciòn 
y esa movilizaciòn de sus aves
las que inventamos como crestas 
fanàticas.

Llenas de espumosos ciclos y piastras
con la naturaleza.



Guillermo paredes

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