domingo, 15 de noviembre de 2015

Poema





Veo el sol. Ha descendido del poema
con una herradura. Ha oido el paso del tren por
la lluvia. Yerra por el sueño escoltando la
transformaciòn de una imagen.

Lo veo. Todos los puertos en èl no cayeron hasta
el mar, pero tuvieron la escritura de un cristal
por la noche, mientras las algas rejuvenecìan en
los cabellos y el oleaje respondìa al espiral de
la marea desde sus reencarnaciones.

Me he topado con su corazòn tantas veces, que
podrìa ser sencillo crear otra vida, hablar diariamente
con ella de lo milenario, dialogar que no es lo
mismo que ir hasta la soledad con
un espejo.

Dialogar tan sòlo es el recuerdo de un arbol de sienes.

Dialogar es una primavera de nieve en el talòn.

Un poco màs abajo de la greva.







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