lunes, 2 de noviembre de 2015
Lo que no Logra Decirse
Como el agua que respira en las celulas.
O la luna en medio del horizonte igual que en
el crepusculo, cortando un cielo de igual forma
violeta, encrespado, ahora que la eternidad lo
raspa en la vision que adquiere en la playa,
en esta estructura con que mis pasos detienen
su imagen, su pedazo de abanico,
su continente que rueda entre la memoria
de una raìz, de un soplo, de un molino
sumandose a la soledad de un pais
lleno de siluetas, como las que
giran de noche igual a un
espectro
imaginando que son las sombras del
dìa quienes toman su
nombre de la melodìa y los heliotropos.
Como el fantasma en las estalactitcas
con salidas a un nombre amarillo
ebrio de cofradìas y barcos
de santuarios y escamas
donde la soledad
toma un bucle
o la versiòn
cetrina de una escarapela
donde ingresamos junto a un desastre al
brillo de un estandarte
de un manuscrito tomado de los filos
o los menguantes calurosos
de una voz que es
ardiente
o se compara con los sonidos
de un ala
antes de incursionar en el cielo.
En el interior de las fibras
aquellas que duermen con ropa de sortija
o envoltura de invierno
llenas de recogimientos y crecientes
de astros y extintores,
de muelles que despiden lo increible
para dar paso a lo extraordinario.
Y nosotros lo vemos.
Nosotros hasta logramos contemprarlo.
Porque jamàs hemos de decirlo.
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