viernes, 27 de noviembre de 2015
Patio de Lampos
Nos hemos llamado desde los jardìnes.
En un patio de lampos ungido de porcelana.
En un dìa de aceite unido a un cofre.
Junto al sol de una ciudad en el dìa azulada
por amuletos y encrucijadas. Muy lejos
de girasoles tatuados por el hambre y el
poema semejante a un extraño ojo de pupura.
En un programa de velos con las panteras.
Hemos escrito entre los corredores.
Con la telegrafìa de un sonido de hierba.
Entre puertas de aire y el zinc abandonado
por una estrella en el paso de lo inasible.
En la corriente donde el desdecimiento objeta
al rascacielo un habitante.
Nos hemos llamado desde los vagones.
Con astilleros de plata bordados por referencias
al oceano y los patios sumergidos de un castillo.
Entre elementos sobre el anca y el numen
originario de una casa; en esta anduvo el
mar evacuando civilizaciones de tallos.
Proyectandonos en la ribera bajo el rigor
de numismaticas y daguerrotipos que corren por
un beso igual que dos labios identificados entre
el amanecer por un buho. Bajo bolicheras o
sillas de aluminio donde los estuarios minan
una sombra que escribe en la espoleta de
un elastico abecedario de branquias.
Nos hemos llamado desde los sacrificios.
Totalmente extraños al porvenir de un cuadro
formado por el invierno de la hoja en el lecho
donde duermen cineticos fondos de brazos
y cordilleras que avanzan agitando su peso.
Nos hemos llamado desde los jardìnes.
Porque sòlo desde un jiròn de hierba
encontrarìamos respuestas.
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