sábado, 28 de noviembre de 2015

La Primera Sombra






He olvidado que una aguja podìa ser preciosa
mientras llena la arena de lenguajes que se
fermentan.

Tambièn olvidè el instante en que llegaba al
desprecio con una columna de vidrio en las 
sienes; amarilla como el destello de una jabalina.

Pensè en los oidos de un juglar que mordìa las
estrellas de manera coronarìa; como lo hace un
impulso.

Dormì en la constelaciòn del maniquì. En el astro
dormido en una curva. En el abecedario de un rugido
que asaltaba por la tarde los cometas.

He olvidado responder. Dar explicaciones a
las hojas. Incluso a contemplar, cosa que estaba
misteriosamente ligada a la experiencia de la
estetica.

He olvidado la estètica mientras escribìa o no
un poema.

Detallè la historia de un lago con especimenes
que no estaban ligados a ninguna cronologìa.

Dirè que conservè cronicas para una noche de
salitre y pus en los monasterios.

Tratè de caminar entre santuarios de placas 
y almirantes.

Trotè al lado del sol mientras la luna humedecìa
por enesima vez sus oceanos.

He olvidado unir los relojes en el lugar donde las
linternas no pueden sostener su luz.

Y la magia -cosa enigmàtica- da paso a la primera
sombra.





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