lunes, 17 de noviembre de 2014

Primer interior del Poema





El poema no es un àrbol pero se detiene en èl.
Es un preludio que no siempre en sus oràculos muestra
en què lugar moriràn los elementos. Ello tenemos que adivinarlo.
El poema es una circunsiciòn de berilio.
El poema es esquina de espantapajaros por donde 
ascienden al tambor y al ambar.
El poema es una rana y a veces una ciudad de poesìa
convierte en alamar uno de sus poetas. El poema no es 
un grafico, pero saluda a la lluvia en momentos donde
los arquetipos bajan a la tierra para dar vida a las formas.
El poema es una llegada pero nunca sabemos a dònde.
La interpretaciòn de una bengala.
La comunicaciòn de pulsos entre los mamiferos.
El poema es un mamifero cargado por mustelidos.
La hoja antigua iluminada por ancestros.
Lo milenario, el naipe destruido por la suerte,
en dìas donde juega el azar con la memoria en los huesos.
Es un pilar donde los antepasados imantan los
anillos de los hombres.
El poema es una escalera por la cual no subimos demasiado.
Tampoco es el horizonte donde mas que otros atardeceres
los vistos hacen lo que deben con los
colores del infinito.
Los poemas son infinitos.
No vulneran el significado porque ello desde el instante
en que toca la palabra queda vulnerado.
-la palabra llega a otras cosas-
El poema es hostil como las silabas terribles de una boca
que cuelga del ancla.
El misterio de los ojos cuando otras visiones se mueven en
ellos. Por lo tanto no es un preludio quien nos muestra
en sus oràculos el lugar de los elementos
cuando mueren.
Eso es sòlo una composiciòn virgen de panteras.
Que arriban a nuestra mente
descubriendo en ella al poeta y la poesìa.
El poema es un joven
academico. 
El conjunto de sienes olimpicas segùn
las antorchas.

Y esas fogatas que dejan los hombres en la arena
para que otros en la distancia puedan 
llegar a ellas.






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