viernes, 21 de noviembre de 2014
Poema
La mente roe un hueso lentamente.
El mismo se ha ido deteriorando y segùn el habla
de la providencia, su consistencia es de hilo.
-tales cosas no provienen del sufismo, pero son
antropomorficas y elaboradas por toda radiografìa-
Asi la conjugaciòn disemina el equilibrio
al que en principio el poema no podìa llegar
sino entre invisibles vidrios marrones.
Y lo reconocemos, determinamos el caracter hiàlino
de su naturaleza hasta llegar al punto
donde las jarcias son un brote epidèmico; profundamente
un ancla.
Entonces tal mente subiendo como una mariposa
llena de legañas en los cabellos; se recrea.
Tambièn lo hace el itinerario de una noticia
ascendiendo a los bàculos con procesiones
de himnos mediaticos.
Pero la mente es tambièn la madurez del globulo.
La capital de los cohetes.
Junta paralelipedos de flores violetas.
La mente es un dios de ampicilina, la promesa del
enjambre en las noches ecuestres del libido
junto a astronomìas de mitosis.
Bajo ordenes espirituales de cocodrilos.
Bajo inviernos de mastodontes, la mente cocina
relojes de pìel en una campana.
Donde siglos antes tambièn hicieronlo sabuesos.
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