jueves, 13 de noviembre de 2014
Fechas de Caballos Rojos
Lo inmediato es una posibilidad.
Lo recuerda el trabajo del cisne. El caballo rojo
sobre una de las autopistas -el automovil no es sagrado
en este momento- caminando hacia colores donde
la porcelana suplanta a la ironìa. Fechas de
claveles y onomàsticos de vidrio, mientras el viento
aleja carreteras, en ellas los pàjaros interiorizan
hasta la tempestad, el jardìn donde empezaban
los geranios a cohesionar verbos detràs del conjugar
o el soplo tras soplo de chimeneas que
respondìan al sufismo camino a
sus templos.
-yo casi era gnostico para plantearlo-
Lo inmediato es el prismatico
con que tal sufismo baña las raices del plastico
y quimeriza aceites y cabelleras. Lo inmediato es aquel gnostico
convirtiendo en puentes las infinitas alegorìas con que la
tarde se convertirà en arrobo. En tal sufismo el devenir
sigue escarchando los puntos de adrenalina de los animales
y el escencial ritmo, con que la arena en la playa jamàs
toma el apocalipsis que crea la orilla al romper en
la resaca y la memoria de la marea, una ola.
Eso señor, siempre serà mistico y hay que tomar
distancia del mismo como hecho.
Sòlo asi alimentarà leviatanes.
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