viernes, 28 de noviembre de 2014

Hemisferios Verbales







Hasta donde sabemos, no sólo el verbo deja de
inclinarse en una oración, lo hacen también
las diferencias y las semejanzas con las cuales
un grillo describe los tambores y las canciónes de
espuma que nos ofrece el horizonte.

Violines de vidrio empujan la escarcha
hacia elementales diluvios con el sonido y los
paladares de un equinoccio donde el
galope entre el agua y una tortuga
alcanzan un devenir irremediablemente.

Pensamos en ese devenir de manera cultural
como un estropicio lo haría, como un sinónimo
de lo ecuestre cuando organiza la expresión de una
tarde entre la sensibilidad. A veces caemos
en aquel verbo desde un canto deliberadamente
hermetico. A veces nada más somos nigromantes.

También se inclina en cosas como el sesgo.
En la latitud y densidad de los planos.
En los misterioros yelmos donde
el lenguaje adquiere una nausea que se diferencia
de lo sagrado porque hace poesía. Y ademas
crece punto a punto en el agua.

Pero el poema llega también de otras maquinas.
De otras garrochas con el verbo.
Y ello puede ser contraproducente cuando no
vivimos ni aguardamos mas que una pantera cruxificada
en la mesa, donde la voluntad de la gravedad
no deja caer ningún animal del aire.

A pesar que los hemisferios estèn -al igual
que los animales- inundados por ello.






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